¿Cuáles son las habilidades sociales?
- Optimismo
Ser optimista te ayudará a ver la vida con buenos ojos y a no cargarte con pensamientos negativos. Además, ser positivo atrae a los otros como un imán.
- Empatía
A todo el mundo le gusta rodearse de gente que se preocupa por los demás.
- Diligencia
La diligencia es la única manera de recibir la credibilidad por lo que haces. La gente sabe cuándo se ha trabajado muy duro para conseguir algo, y solo con eso se puede ganar el respeto y el reconocimiento de muchos.
- Amabilidad
Ser afable implica ser accesible a los demás y escuchar sin prejuicios. La gente altiva que habla con suficiencia, creyéndose mejor que los demás, no llegará socialmente muy lejos.
- Cortesía
La gente educada siempre tiene más posibilidades de triunfar, porque ser cortés implica valorar y respetar a los demás.
- Saber escuchar
Saber conversar implica saber escuchar. Sin la capacidad de escuchar con atención, no solo no serás capaz de aprender ni de intercambiar información, sino que tampoco será capaz de entender una crítica constructiva que te ayude a mejorar.
- Resiliencia
La resiliencia es la capacidad de sobreponerse al dolor emocional y a las situaciones adversas. En este contexto, el fracaso es solamente una información valiosa, no un callejón sin salida.
Las claves para su desarrollo
La mayoría de expertos en comunicación y en la esfera de la psicología coinciden en afirmar que las habilidades sociales se pueden aprender. En este sentido, hay tres aspectos que toda persona puede ejercitar para ir formando un conjunto de destrezas sociales:
- La actitud positiva y la correcta gestión de las emociones.
- La desenvoltura en la comunicación
- La empatía con los demás.
Funciones básicas de las habilidades sociales
Las habilidades sociales pueden resultar útiles para desempeñar con eficacia algunas de las siguientes funciones:
- Obtener reforzadores en las relaciones con los demás.
- Impedir la pérdida de reforzamiento social.
- Facilitar el mantenimiento o mejora de interacciones interpersonales satisfactorias.
- Aumentar la autoestima y el bienestar personal.
- Adquirir mayor conocimiento de sí mismo y de los demás.
- Controlar los niveles de estrés, propios y ajenos, dado que permite controlar situaciones interpersonales problemáticas y conflictivas.
Tipos de habilidades sociales
Existen muchas clasificaciones de este tipo de habilidades, sobre todo si se plantean desde un ámbito clínico adaptándolas a las necesidades de cada individuo. Una de las formas más sencillas y accesibles es diferenciar las habilidades sociales no verbales de las que se relacionan directamente con el habla. Ambas son necesarias, dependientes entre sí y modularán nuestras relaciones sociales según seamos capaces de sacarles el máximo rendimiento. Hay que recordar que no necesariamente tenemos que ser perfectos en ambas capacidades, al complementarse las carencias en una se compensan con nuestro desempeño en la otra.
Por parte de las habilidades sociales no verbales el lenguaje corporal es clave para desarrollar nuestras relaciones afectivas. Características como la distancia al hablar, mantener el contacto ocular, nuestra orientación o los propios gestos con las manos y la cabeza hará que la otra persona se sienta cómodo en nuestra presencia o querrá acabar rápidamente la conversación. Un gran problema que tiene el lenguaje corporal es que depende mucho de nuestro estado emocional, pudiendo hacer situaciones tan difíciles de manejar como sudoración excesiva, mirada fija sin apenas parpadear o gestos ambivalentes mientras balbuceamos por puro nerviosismo. Normalmente en presencia de personas conocidas seremos capaces de desenvolvernos correctamente en este tipo de habilidades sociales, siendo más vulnerables al contacto repentino sin ningún tipo de preparación.
Respecto a las habilidades sociales relacionadas con el habla son muchos los puntos que se trabajan. Aspectos como escuchar activamente, gestionar las disculpas o realizar y aceptar críticas son comunes entre las personas que interpretan carencias en sus habilidades sociales. Normalmente lo principal es tratar de que las dos personas que interaccionan sean capaces de expresarse tal y como quieren sin notar que existen turnos de palabra ni que la conversación está siendo poco fluida. Lo que conocemos comúnmente como conversar no deja de ser una convención social donde atravesamos diferentes etapas gracias a la buena gestión de las habilidades sociales, invitando a nuestro acompañante a que profundice en sus pensamientos y opiniones a medida que gana confianza con nosotros.
Mejorando nuestras habilidades sociales
El camino principal siempre será mantener todas las interacciones sociales posibles. Una característica muy incómoda de las relaciones sociales es que cuanto más nos alejamos de ellas más difícil se nos antoja recuperar un contacto habitual, sintiéndonos incapaces de conocer gente nueva y de llegar a establecer amistad. Aunque sea simplemente hablando con nuestros amigos o familiares es esencial que tengamos un mínimo de contacto humano, sin convertir la situación de conversar en un contexto extraño en el que no sabemos cómo actuar.
A la vez debemos valorar objetivamente nuestro desempeño, tanto en el éxito como en el fracaso. Si creemos que hemos incomodado a una persona es recomendable disculparnos por extraño que nos pueda parecer, particularmente si tenemos la certeza de que volveremos a estar con ella en un futuro cercano. Ocurre lo mismo con los éxitos, no hay nada de malo en premiarnos personalmente cuando estamos en pleno proceso de mejorar nuestras habilidades sociales, aunque sea con algo tan nimio como dedicar un poco de tiempo a un ocio personal.
Como podemos ver las habilidades sociales requieren ante todo paciencia y dedicación, tratando de darles la importancia justa sin que se conviertan en el centro de nuestro pensamiento.
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