Pon límites a las personas que te enojan.
Tener límites saludables significa que eres lo suficientemente asertivo como para enfrentar y establecer límites a personas en particular que violan tus fronteras físicas o emocionales. Debes decirte a ti mismo: “No voy a permitir que esta persona me altere, o se aproveche de esta situación o falte el respeto a mi autoridad”, para luego pasar al siguiente punto.
Llega al fondo para saber por qué estás realmente enojado
Las personas con inteligencia emocional se dan cuenta de que la razón de su enojo puede ser más profunda de lo que están experimentando en la superficie. Sondean, procesan, hacen una inmersión profunda, y se preguntan, “¿Qué hay realmente debajo de mi enojo?” Al dar un paso atrás y observar las causas raíz, podrás darte cuenta de que tu ira es realmente una reacción a algo que te molesta, generalmente algo no resuelto en el fondo: sentimientos de ansiedad, preocupación, miedo al fracaso, etc. Estas son las emociones principales con las que debes lidiar a medida que contemplas cómo hacer la nómina cuando no fluye el efectivo. La ira siempre es el disparador y una emoción secundaria. Entonces, ¿qué es lo que realmente te molesta? Se honesto contigo mismo después de hacer tu análisis. Entonces dite a ti mismo con brutal honestidad: “La verdadera razón por la que estoy enojado es …”
Responde, no reacciones
Alguien dijo alguna vez: “Cuanto más vivo, más me convenzo de que la vida es un 10 por ciento de lo que nos sucede y un 90 por ciento cómo respondemos”. Las personas con inteligencia emocional tienen la ventaja porque evalúan una situación, obtienen perspectiva, escuchan sin juicio y se detienen para no reaccionar bruscamente. Esto puede significar que necesitas tomar una decisión, sobre alguna decisión que hayas tomado previamente. Al pensar sobre tu situación racionalmente, sin drama, puedes llegar a otras conclusiones más sensatas que cualquiera de las anteriores. Aquí hay tres formas en que las personas con inteligencia emocional responden cuando alcanzan el punto de ebullición:
- Saben cuándo se aproximan a su límite de tolerancia, se alejan y regresan cuando se perciba una mejor atmósfera.
- Reconocen su enojo y proceden a hablar con alguien para obtener una mejor perspectiva y comprensión de la situación.
- Son lo suficientemente conscientes de sí mismos como para considerar las posibles consecuencias de haber perdido el control de sus emociones.
Tómate una pausa de seis segundos
¿Por qué seis segundos? Los químicos de la emoción dentro de nuestros cerebros y cuerpos, usualmente duran alrededor de seis segundos. Durante un intercambio acalorado, si podemos hacer una pausa por un breve momento, la inundación de productos químicos que se producen se ralentiza. Cuando te sientas frustrado o molesto, antes de decir algo duro, esta preciosa pausa te ayuda a evaluar rápidamente los costos y beneficios de esa y otras acciones. Aplicar este pensamiento consecuente con la inteligencia emocional, en el momento, te ayuda a tomar decisiones más cuidadosas.
Sé el primero en llegar, después de una discusión.
La tendencia de muchos de nosotros es dejar que la ira y el resentimiento se infeste después de una discusión o malentendido, y luego borrar a la persona de nuestras vidas hasta que él o ella se acerque a nosotros con una disculpa. Claro, eso es muy conveniente. Pero también es simplemente tonto. Una persona con inteligencia emocional no deja que su ego se salga con la suya a expensas de perder un amigo. Este será el primero en acercarse para hacer las paces, incluso si eso significa primero disculparse. Ese acto humilde y valiente hará maravillas en la relación.
Cambia en positivo.
Enfrentémoslo: después de un intercambio acalorado, la ira no solo desaparece con el chasquido de un dedo. Si todavía sale vapor de tu cabeza horas después de una discusión, haz un esfuerzo consciente e intencional para pasar a lo positivo. Aquí hay dos cosas que puede hacer:
Ten una meditación de gratitud
Saca un pedazo de papel y dedica dos minutos a hacer una lista de todas las cosas por las que estás agradecido, en las últimas 24 horas. La ciencia dice que, si haces este ejercicio simple durante 21 días seguidos, entrenarás tu cerebro para buscar positivos en lugar de negativos. Esta actividad es la forma más rápida de enseñar optimismo y mejorará significativamente tu optimismo, incluso seis meses después.
Practica la empatía
Elige mirar a alguien que te ha ofendido bajo otra luz; Imagina las circunstancias desafiantes que esa persona puede estar enfrentando y que causaron su propia reacción de enojo. En la empatía, entiendes la frustración de otra persona, sabiendo en tu mente que esas emociones son tan reales como las tuyas.
Esta extraña habilidad para comprender y compartir los sentimientos de otro, ayuda a desarrollar la perspectiva, tu inteligencia emocional y abre a los miembros del equipo a ayudarse unos a otros.
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