El problema de los grandes líderes
Como líder, sabes lo difícil que es reducir la velocidad y poner especial atención a todo lo que dicen los miembros de tu equipo, sobre todo cuando piensas en los otros 100 problemas que tienes que abordar respecto del resto de la compañía y seguro estás de que ya sabes cómo resolver este “pequeño problema” que dicho miembro del equipo te está planteando ahora.
Pero no puedes llamarte a ti mismo un gran líder si eres un mal oyente. Ya que como dicen algunos autores, “Escuchar es un compromiso y un cumplido”.
Se dice que es un compromiso que nos ayuda a comprender cómo se sienten otras personas, y nos dejan entender cómo ven su mundo. Significa dejar de lado tus propios prejuicios y creencias, tus ansiedades y tu propio interés, para que puedas ponerte detrás de los ojos de la otra persona y comprender.
Y escuchar es un cumplido porque le dice a la otra persona: “Me importa lo que te está pasando, tu vida y tu experiencia son importantes para mí”.
Si quieres tener éxito en esta experiencia, debes preguntarte ¿Cuál es la forma más efectiva de convertirse en un mejor oyente? Identifica las barreras que te impiden escuchar de manera efectiva y luego aplica estrategias para superar cada una de las situaciones. Podemos decir que existen 5 barreras de escucha más comunes para los líderes, y aquí hacemos una lista de ellas para que veas si encuentras alguna con la que te sientas identificado:
1. Lectura de la mente
El líder que se consideran a sí mismos “lectores de la mente” están tratando de descubrir qué es lo que la otra persona realmente está pensando y sintiendo, poniendo menos atención a las palabras que a las entonaciones y señales sutiles en un esfuerzo por ver a a través de la verdad.
2. Filtrado
Escuchas algunas cosas, pero deja pasar otras, por creerlas menos interesantes. Una forma común en que los líderes filtran es evitar escuchar ciertas cosas, particularmente cualquiera que suene amenazante, negativa, crítica o desagradable. Es como si las palabras nunca se dijeran: simplemente no las recuerdas.
3. Juzgando
Este es un gran desafío para los líderes, especialmente cuando se trata de personas que tú percibes como empleados “problemáticos”. Si prejuzgas a alguien como estúpido o loco o no calificado, no prestas mucha atención a lo que dice esa persona. Sabes que estás juzgando si has tomado una decisión antes de escuchar el contenido del mensaje.
4. Asesoramiento
Eres el gran solucionador de problemas, listo con ayuda y sugerencias. No tienes que escuchar más que unas pocas frases antes de comenzar a buscar el consejo correcto. Estás cocinando sugerencias, pero puedes estar seguro que, de este modo, te pierdes lo más importante.
5. Estar en lo correcto
Otra debilidad para los líderes: haces todo lo posible para evitar equivocarse. No puedes escuchar las críticas, no puedes ser corregido, y no puedes aceptar sugerencias para cambiar. Tus convicciones son inquebrantables. Por supuesto, es completamente posible que estés completamente equivocado, pero tampoco estás dispuesto, ni quieres escuchar esa posibilidad.
Ahora que has admitido que tienes un problema, aquí está lo simple que tienes que hacer de otra manera: escucha activamente usando la técnica familiar de “parafrasear”. probablemente aprendiste este método en la escuela o en un curso de liderazgo; parafrasear simplemente significa expresar en tus propias palabras lo que piensas que alguien acaba de decir.
Parafrasear puede ser absolutamente necesario para una buena escucha. Te mantienes tratando de comprender y saber lo que ocupado dice la otra persona, en lugar de bloquear.
Hazlo anteponiendo palabras tales como:
- “Lo que te escuché decir es…”
- “En otras palabras…”
- “Así que, básicamente, cómo te sientes es…”
- “Déjame entender, lo que estaba pasando para ti fue…”
- “Lo que paso fue. . .”
- “Quieres decir…”
El secreto de los grandes líderes
Es recomendable parafrasear cada vez que alguien dice algo de importancia para ti. Cuando lo hagas, te resultará mucho más difícil leer, filtrar, juzgar, aconsejar o incluso aferrarte a lo correcto.
Como resultado, las personas que te hablarán sentirán que estás escuchando, y apreciarán tu atención.
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